Una buena alimentación infantil tiene la llave para mejorar el bienestar físico y mental y prevenir enfermedades y problemas de salud futuros. Además, si un niño tiene hábitos positivos, relación con ingredientes frescos y saludables o contacto con la cocina desde que es pequeño, le resultará más sencillo seguir una dieta equilibrada en la edad adulta. ¿Tienes todavía muchas dudas? Te solucionamos algunas de ellas.
Algunas recomendaciones para evitar carencias nutricionales en niños es procurar un buen equilibrio entre los principales macronutrientes -proteínas, hidratos de carbono y grasas-, incluir al menos cinco raciones diarias de frutas y verduras, eliminar en la medida de lo posible ultraprocesados, azúcares refinados, grasas trans y fritos, o apostar por los alimentos frescos, de proximidad y de temporada. Cuantos más colores haya dentro del plato, muchísimo mejor.
También resulta esencial conocer los principales falsos mitos que existen en materia de alimentación infantil, Por ejemplo, creer que los huevos y los lácteos son malos o dejarse llevar por información no contrastada de redes sociales como Instagram o TikTok.
Hemos podido resolver las dudas sobre los déficits nutricionales en niños con Cristina Barranco, dietista nutricionista en Palma de Mallorca. Además de estar graduada en Nutrición Humana y Dietética, tiene un postgrado especialista en Microbiota y patologías digestivas, funcionales e inflamatorias, intestinales, alergias e intolerancias, y es experta universitaria en Nutrición Deportiva.
“Más de 30 micronutrientes son esenciales para la salud humana y para el adecuado crecimiento y desarrollo de los niños. Todos son vitaminas y minerales que las tenemos disponibles en los alimentos”, explica Cristina a Cucamenta.
Carencias de micronutrientes más habituales en niños
Las carencias de micronutrientes más habituales en los pequeños de la casa son las de vitamina A, yodo y hierro debido a la poca ingesta de legumbres, verduras y frutas, apunta Cristina Barranco.
Además, el EsNuPI (Estudio Nutricional en Población Infantil Española) publicado en la revista Nutrients en 2020 apunta también a que los niños españoles necesitan mejorar la ingesta de calcio, fósforo, magnesio y vitamina D, componentes esenciales durante las etapas de crecimiento y desarrollo.
En el caso de los niños menores de 3 años, los datos nos indican que su dieta es excesiva en proteínas de origen animal y pobre en pescado, verduras y frutas. En este segmento de edad, el déficit más frecuente es el de hierro -presente en la carne, las legumbres, el tofu o los huevos-, así como el de calcio, que puede estar bajo en la primera etapa de la infancia. Este mineral está presente en los lácteos, el pescado azul, la soja, las algas, la espinaca o el brócoli.
Aunque la vitamina D está presente en setas, carnes, mariscos y pescados, vísceras, mantequilla o huevos, el sol es la principal fuente de este nutriente: es recomendable que los niños puedan pasar al menos 20 minutos diarios al aire libre y expuestos a la luz natural.
Otros estudios apuntan a la importancia de aumentar la ingesta de DHA en la primera infancia.
Algunas claves
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Combina los alimentos ricos en hierro -como legumbres, carne, aves, pescado, huevos, frutos secos o verduras de hoja verde- con alimentos ricos en vitamina C -como los pimientos, el tomate o los cítricos- para garantizar una mejor absorción. Recuerda que el hierro es fundamental en el desarrollo neuronal o el sistema inmune, así como para evitar la anemia ferropénica.
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Para tener el suficiente nivel de calcio la dieta debe ser rica en frutas y verduras. También se pueden incluir dos raciones de lácteos al día.
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Una buena exposición solar diaria garantiza el aporte de vitamina D y también estimula el ejercicio al aire libre, clave para combatir el sedentarismo, fomentar la socialización e incentivar el contacto con la naturaleza.
Cómo conseguir que los niños españoles coman más frutas, legumbres y verduras
En este aspecto, Cristina Barranco también nos da algunas pistas. “Las familias son el espejo de sus hijos y por ello es muy importante que todos en casa tengan el mismo patrón alimentario”, recalca la especialista.
“Lo ideal es introducir frutas y verduras desde una edad temprana, pero es cierto ya hay familias que tienen hábitos instaurados y que no podemos pasar de 0 a 100 de inmediato así que podríamos hacer el cambio mediante algunas pautas para ir introduciendo verduras y otros alimentos”.
Un truco genial que aporta la nutricionista es recurrir a trampantojos o cambiar la apariencia de los platos presentando la comida de forma divertida. Es posible camuflar algunas verduras -para acostumbrar al paladar- en alimentos más atractivos como hamburguesas con carne y verduras, fingers de calabacín u otra verdura, croquetas de coliflor, pizzas de base de harinas de garbanzos y un largo etcétera.
Apuesta por la creatividad, las hierbas y especias frescas, preguntándoles a los más pequeños de la casa por sus sabores favoritos.
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