"Cuando mi madre nos daba el pan, repartía amor"
Joël Robuchon
La nutrición infantil es un tema candente sobre la mesa, y mejorarla es un reto para las familias y colegios. En la alimentación está la clave para garantizar un adecuado desarrollo, mantener el bienestar y el estado de ánimo y prevenir la aparición de enfermedades y futuros problemas crónicos.
Hay motivos para preocuparse: según datos de la Organización Mundial de la Salud, el número de niños y adolescentes con obesidad en el mundo se ha multiplicado por 10 en menos de medio siglo, pasando de 11 millones en 1975 a 124 millones en 2016.
Además, el estudio ALADINO realizado en 2019 reveló que el 23,3% de los escolares españoles entre 6 y 9 años tiene sobrepeso. Por otro lado, un 17,3% son obesos. Dicho de otro modo, 4 de cada 10 niños españoles padecen sobrepeso u obesidad.
En Cucamenta queremos poner nuestro granito de arena y ayudarte a que los más pequeños coman bien.
Para ahondar en este tema crucial y conocer los falsos mitos sobre nutrición infantil que perduran (pero que deberías dejar de creerte), hablamos con Cristina Barranco, dietista nutricionista en Palma de Mallorca. Además de estar graduada en Nutrición Humana y Dietética, tiene un postgrado especialista en Microbiota y patologías digestivas, funcionales e inflamatorias, intestinales, alergias e intolerancias, y es experta universitaria en Nutrición Deportiva.
¿Se alimentan los niños hoy peor que nunca?
La primera pregunta es inevitable: ¿comen los niños de hoy en día peor que los de antes? La especialista lamenta que sí, y recalca que la dieta mediterránea se está perdiendo. “Se consumen muchos procesados y poca fruta y verdura en la edad infantil”, destaca.
Pasear por cualquier supermercado muestra una inmensa cantidad de procesados y ultraprocesados como galletas, bollos, salsas y platos precocinados como pizzas. “Todos estos productos se hacen la competencia entre ellos con los envases y las ofertas más llamativas para engatusar a las familias que todavía no han decidido que merendar, comer o cenar”, nos cuenta Cristina Barranco.
Sin embargo, para localizar un paquete de yogures naturales sin azúcares añadidos, hay que esforzarse mucho y leer muchas etiquetas. La nutricionista recuerda que España es el tercer país europeo con más cifras de sobrepeso y el cuarto en obesidad infantil.
4 mitos de la nutrición infantil que no son verdad
Elimina estos mitos de tu mente.
Instagram, TikTok o la vecina del cuarto pueden asesorarte
Aunque hoy en día tenemos más recursos que nunca a nuestra disposición, estamos viviendo la peor época en lo que se refiere a los hábitos alimentarios.
“Cualquier persona abre Instagram o TikTok y cree que lo que se dice es verdad, sin verificar que esa persona sea un sanitario especializado en nutrición”. La dietista recomienda buscar siempre el número de colegiado y dejarse asesorar únicamente por profesionales.
Los niños no deben tomar lácteos
“Si una persona no es alérgica a la proteína de la leche de vaca o intolerante a la lactosa (que es el azúcar propio de la leche) no debería haber ningun problema de consumir ese alimento”, destaca Cristina Barranco.
“Es cierto que con la edad vamos perdiendo la enzima que descompone la lactosa y por ello nos puede producir síntomas digestivos (en estos casos los yogures o quesos serían mejor opción porque al ser fermentados tienen menos lactosa), pero un niño puede tomar leche”.
Los huevos son malos
Todo lo contrario: los estudios científicos consideran el huevo uno de los alimentos más sanos del mundo y una de las mejores fuentes de proteínas de alto valor biológico, la que mejor asimilamos y con todos los aminoácidos esenciales.
Además, el huevo aporta minerales como fósforo, potasio, selenio, hierro, zinc y yodo, un montón de vitaminas A, B2, B12-riboflavina, vitamina D o vitamina E.
Los auténticos responsables de subir los niveles de colesterol en sangre son las grasas hidrogenadas, que encontrarás en la bollería industrial, galletas, platos precocinados, snacks, margarinas y comida rápida en general.
Es bueno desayunar siempre zumo
Cristina Barranco nos da un consejo para grabarlo a fuego: la fruta se come, no se bebe. Cuando comes una fruta entera, el sistema digestivo primera separa la fibra y luego absorbe el azúcar, esta se metaboliza íntegramente en el hígado donde se descompone rápidamente primero durante la glucólisis y después en el ciclo de Krebs.
“En los zumos esto no pasa, pues los azúcares son libres, por lo tanto, nuestro sistema digestivo los procesa más rápido que las frutas enteras y esto produce que tengamos niveles de glucosa más altos en sangre, conllevando picos de insulina elevados”, explica. Así, los niños tendrán más riesgo futuro de diabetes u otra enfermedad del síndrome metabólico.
Además, los zumos son menos saciantes que las frutas enteras, ya que le quitamos toda la fibra, presente en la cáscara o pulpa. Y para muestra, un botón: un zumo de 3 naranjas no llena, pero comerse 3 naranjas deja a cualquier niño satisfecho.
0 comentarios