"El yoga nos trae al momento presente, el único lugar donde la vida existe"
Ellen Brenneman

El yoga para niños es una de las mejores actividades que los más pequeños pueden poner en práctica desde la infancia, y cada vez son más los centros y colegios que incluyen la disciplina en sus programas. En cuanto a la edad mínima para practicar yoga, pueden comenzar tan pronto como comprendan las instrucciones básicas.

Es posible empezar con pequeños ejercicios a partir de los 2 años, aunque la mayoría de niños estarán listos a partir de los 4. Cuando son pequeños, no se recomiendan las clases superiores a 20 minutos de duración. Antes de contarte cuáles son las mejores posturas para comenzar, es importante destacar los principales beneficios del yoga para niños.

Por ejemplo, un estudio de Harvard Health confirma que se ha demostrado que el yoga y la atención plena mejoran la salud física y mental en niños en edad escolar, con edades comprendidas entre los 6 y los 12 años.

 

10 beneficios del yoga para los niños

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El yoga supone toda una revolución para la salud y el bienestar infantil: no solo previene enfermedades y mejora habilidades en el plano físico, sino que tiene un gran impacto en la salud emocional, cognitiva y mental de los más pequeños. Estos son algunos de los beneficios más destacados de la práctica:

  • Ayuda con la motricidad fina y gruesa: al igual que la danza o la gimnasia, el yoga ayuda a los niños a entrenar el equilibrio, la coordinación ojo-mano y otros movimientos clave con músculos pequeños.
  • Desarrolla flexibilidad y fuerza: el yoga es clave para fortalecer sus músculos, mejorar el tono muscular, y aumentar la elasticidad, equilibrio, fuerza y resistencia.
  • Trabaja la propiocepción, el sentido que informa al cerebro de dónde está cada parte del cuerpo en cada momento. Este sistema es clave para que las personas sitúen sus propios cuerpo en el espacio y reaccionen frente a las inestabilidades.
  • Mejora la postura corporal: el yoga no solo flexibiliza la columna vertebral, sino que ayuda a tener la espalda recta como eje, y a repartir correctamente en el resto del cuerpo, protegiendo las articulaciones y fomentando un buen hábito a la hora de caminar, practicar deporte o sentarse.
  • Combate la ansiedad y la depresión: el yoga incrementa el conocimiento de uno mismo, y mejora la autoestima y la salud mental. El trabajo con la respiración contribuye a relajar y a calmar al niño.
  • Mejora la concentración: el yoga elimina las distracciones, permite centrar el foco de atención en el momento presente y mejora la concentración, una habilidad clave en numerosos aspectos de la vida de los niños, como el estudio o el juego.
  • Brinda un mayor autocontrol: el yoga les ayuda a controlarse, a tener disciplina y perseverancia, a responder mejor al estrés y a mejorar la toma de decisiones. También reduce la impulsividad e incrementa la paciencia a la hora de esperar recompensas positivas.
  • Enseña a regular las emociones: precisamente la palabra yoga quiere decir equilibrio y unión del cuerpo con la mente. Esta práctica física, espiritual y mental les da herramientas a los niños para comprender y transitar toda clase de emociones y no sentirse abrumados por ellas.
  • Mejora su bienestar y previene enfermedades: el yoga ayuda a respirar mejor, a aumentar la capacidad pulmonar, a regular los movimientos intestinales, a reducir los síntomas del asma o a mejorar el sistema inmunitario.
  • Es ideal para dormir mejor: introducir el yoga en la rutina permite a los niños relajarse y tener un sueño más profundo y reconfortante.

Las 5 mejores posturas de yoga para niños

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Postura del gato-vaca

Es una de las secuencias más importantes, e implica realizar dos posturas o asanas en movimiento. Para practicarla hay que ponerse de rodillas, inclinar la pelvis y poner el pecho paralelo al suelo, con las palmas sobre el suelo. Al inhalar, se mira hacia arriba con los ojos y se arquea la columna hacia dentro, descarando el peso, como una vaca. Al exhalar, la espalda se encorva del todo y los ojos miran al ombligo, con la cabeza colgando. Es una de las mejores posturas para flexibilizar la columna, estimular la circulación, mejorar las digestiones y prevenir los dolores de espalda.

Postura del árbol

Es una de las mejores posturas de yoga para que los niños trabajen el equilibrio. En posición erguida, hay que apoyar la planta de un o de los pies en la cara interna del muslo o sobre la pantorrilla contraria, manteniendo la cadera recta, la cabeza mirando al frente y los hombros relajados. En la postura final los brazos se suben y se aprietan contra las orejas, con las manos juntas. La postura debe hacerse ambos lados, con la vista relajada y una respiración suave, pausada y profunda por la nariz.

Postura de la montaña

También conocida como la postura del perro cabeza-abajo, es fundamental para fortalecer la musculatura de brazos y hombros, estirar la espalda y las piernas y mejorar el retorno venoso y la circulación. Su forma es la de una V invertida o montaña: la persona debe ponerse a 4 patas, apoyando en el suelo los pies paralelos -respetando el ancho de la cadera- y las palmas de las manos. La cadera sube en dirección al techo, la cabeza cuelga completamente relajada y se estiran al máximo tanto los brazos y codos como las piernas y rodillas.

Postura de la cobra

Es otra de las posturas más importantes del yoga para niños, clave para fortalecer la espalda, disminuir el estrés cervical, estimular los órganos abdominales, abrir el pecho y mejorar la respiración. También estimula los riñones y el sistema nervioso. Como el resto de asanas o posturas, su nombre ilustra su forma: la forma es la de una cobra. El niño debe acostarse boca abajo, apoyar las palmas de las manos por detrás de la línea de los hombros y levantar el pecho del suelo mirando hacia arriba, relajando los hombros, arqueando el cuello ligeramente hacia atrás y respirando con suavidad. El pubis debe estar pegado al suelo.

Postura del pez

Es una postura ideal para abrir el pecho, aumentar la capacidad pulmonar, estirar el cuello, mejorar la postura corporal, relajarse y favorecer el descanso.

Para practicarla, hay que acostarse boca arriba con las piernas estiradas, levantar la cabeza y el cuello con ayuda de los brazos y apoyar la coronilla en el suelo, cerrando los ojos, extendiendo los brazos en el suelo y respirando para ensanchar la caja torácica.

Como dijo J. Crandell, “el yoga es la oportunidad perfecta para ser curioso sobre quién eres”. Qué mejor que hacerlo desde que eres un niño.

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