A través del movimiento nos expresamos, aprendemos y conectamos con el mundo

Alexandre Deluze

Conocer la definición de psicomotricidad gruesa y su diferencia con la psicomotricidad fina es esencial para contribuir al desarrollo infantil, especialmente durante los primeros meses y años de vida de cada niño.

Empecemos por el principio: ¿qué es la psicomotricidad gruesa? La enciclopedia médica Medline Plus la define de una manera muy sencilla: se trata de la habilidad para realizar movimientos generales grandes -como levantar una pierna o agitar un brazo-. Este control requiere la coordinación y el funcionamiento apropiados de músculos, huesos y nervios.

En el desarrollo de un bebé, el control de la motricidad gruesa es un hito: alcanzan este conjunt de habilidades motoras antes de alcanzar la psicomotricidad fina, aquella que comprende movimientos pequeños y precisos. La motricidad gruesa es aquella que permite saltar, andar, correr, columpiarse, patinar, andar a la pata coja o realizar posturas de equilibrio.

Cómo evoluciona la psicomotricidad gruesa en los primeros meses del bebé

Durante el primer mes de vida, el tono muscular del bebé mejora y puede levantar la cabeza unos segundos cuando está tumbado boca abajo, aunque todavía tiene las extremidades flexionadas y los puños cerrados. En el primer trimestre comienza a mejorar el control cefálico, a abrir las manos para explorar el entorno y a realizar pataleos intensos con las piernas.

En el segundo trimestre de vida, el bebé consigue mantener el torso erguido, a girarse y a voltearse y a coordinar las extremidades superiores, llevándose objetos a la boca. De seis a nueve meses se arrastra y puede iniciar el gateo. Antes de los doce meses suele conseguir sentarse solo sin apoyo, aunque cada niño es único y sus ritmos propios.

Durante el primer año de vida -y siempre con supervisión- hay muchas actividades para estimular la motricidad gruesa de tu hijo: ponerlo boca abajo sobre su barriguita -aumentando el tiempo poco a poco progresivamente, para que fortalezca su cuello y ejercite su musculatura, su espalda o sus articulaciones, preparándolo para el gateo posterior- incitarlo con juguetes a que estire sus extremidades -para esto son óptimos los gimnasios para bebés o baby gyms- y hacer palmitas con canciones.

La motricidad gruesa no solo es clave para el control del cuerpo, el movimiento o la musculatura, sino para también la propiocepción, la autonomía corporal, la autoestima, el desarrollo de las funciones cognitivas, la prevención de patologías o el equilibrio.

Los mejores juegos para trabajar la motricidad gruesa

Prácticamente, cualquier actividad al aire libre es fantástica para trabajar la motricidad gruesa: desde jugar con una pelota hinchable en la playa a hacer una carrera de sacos en el parque, preparar una gymkana o subirse a una bicicleta. A continuación recopilamos algunos juegos, deportes y juguetes que pueden ayudarte.

  • Trampolín: el salto es un movimiento esencial en la psicomotricidad gruesa, además de una experiencia sensorial realmente divertida que los hace más ágiles y fuertes.
  • Rayuela: es un juego tradicional con más de 90 nombres -se llama cascayu en Asturias, colache en Jaén, pachocle en La Rioja, regaña o truque en Córdoba y sambori o unet en Valencia. Inspirado en la Divina Comedia de Dante, se tira una piedrecita en cada número y saltando en una pierna o en dos según los casilleros de ese nivel se evita pisar esa casilla. Solamente necesitas una tiza -o un palo si es la superficie es arena-.
  • Columpios: los parques son los lugares perfectos para ensayar la motricidad gruesa en columpios, balancines, toboganes, puentes colgantes o escaleras de cuerda. Como punto extra, los ayudan a estar al aire libre, conectar con la naturaleza,, socializar y adquirir la suficiente cantidad de vitamina D.
  • Globos y burbujas: hacer burbujas o hinchar globos es algo mágico en la experiencia infantil. Pero además, correr detrás de ellos en zigzag, saltando o moviéndose con giros repentinos también es ideal para entrenar la motricidad fina.
  • Bicicleta, patines, triciclo o monopatín: los más peques tienen mucho que aprender sobre ruedas. Pedaleo, fuerza, equilibrio, destreza... adquirirán un montón de habilidades mientras disfrutan sobre su nuevo medio de transporte favorito. Descubre toda la amplia oferta de juguetes para actividad física que tenemos en Cucamenta.
  • Carreras de obstáculos: saltar, correr, arrastrarse y esquivar obstáculos es esencial para el desarrollo de la motricidad gruesa. Organiza carreras de obstáculos y modifica su complejidad en función de la edad de los peques.

Escalar y trepar, practicar artes marciales, jugar a los bolos -puedes probar con latas viejas-, o simplemente bailar son otras maneras geniales de entrenar la motricidad fina.

0 comentarios

Dejar un comentario

Todos los comentarios del blog se comprueban antes de su publicación