Las mesas de luz son uno de los juguetes más versátiles, completos y maravillosos que puedes comprar a tus hijos, tanto por los beneficios que ofrecen para su desarrollo como por la inmensa cantidad de actividades que les permiten disfrutar. Y no solo para sirven nuestros locos bajitos, como los llamaba aquel antiguo programa de televisión.
Para los adultos, estos objetos también tienen múltiples finalidades: pueden destinarse a revisar películas fotográficas, calcar dibujos en el terreno de las artes gráficas, diseñar cómics, decorar interiores o visionar radiografías en hospitales. Pero como siempre en este blog, es el turno de los peques. Estás a punto de conocer todos los usos y beneficios de las mesas de luz para niños.
¿Qué es una mesa de luz infantil?
Una mesa de luz tradicional es, a grandes rasgos, una caja de luz horizontal. Se trata de una superficie translúcida que se ilumina por detrás, permitiendo ver aquellas cosas depositadas sobre ella en alto contraste.
Especialmente en la edad preescolar, las mesas de luz para niños -que pueden ser de diferentes tamaños, más sencillas o más elaboradas, con creaciones de bricolaje y diferentes complementos- han ganado popularidad en los últimos tiempos.
¿La razón? Es un recurso educativo muy atractivo que les permite experimentar a nivel sensorial, darle una nueva dimensión a los materiales y elaborar sus propias creaciones artísticas.
Tal y como explican desde la Fundación Salud Infantil, las mesas de luz pertenecen al enfoque educativo Reggio Emilia, un enfoque pedagógico que surge en Italia tras la II Guerra Mundial.
Su creador, Loris Malaguzzi, esgrime que el conocimiento que adquiere el alumnado debe realizarse a través de la observación y experimentación, de modo que el niño es protagonista y aprende movido por la imaginación, curiosidad y motivación.
El espacio es el tercer maestro, después del propio niño y del docente como guía. En esta propuesta pedagógica, las mesas de luz forman parte de las provocaciones, término que designa a aquellas actividades dispuestas con la intención de estimular, desafiar o causar algún efecto en el niño.
Este material les anima a la reflexión, a la estimulación sensorial y a la manipulación de recursos para construir su propio universo de aprendizaje.
7 beneficios de usar mesas de luz para niños
- Aumentan su curiosidad: el brillo suave y cautivador de los materiales traslúcidos estimula su atención y mejora la concentración y también la capacidad de observación, ya que pueden fijarse en detalles sutiles.
- Brindan la oportunidad perfecta para desarrollar la capacidad de resolución de problemas, el reconocimiento de patrones y colores y el desarrollo del lenguaje.
- Para los niños en edad preescolar, trabajar con cajas de luz es estupendo para favorecer la psicomotricidad fina, la coordinación mano-ojo e incluso para la preescritura.
- Estimulan su imaginación: Los colores y las luces se realzan, permitiendo una mejora de la capacidad para crear sus propias imágenes visuales, trabajar el pensamiento lateral, explorar la experimentación artística y cromática, explorar el descubrimiento científico y favorecer el juego libre.
- Enriquecen cualquier actividad académica: La mesa de luz enriquece y hace más encantadora y lúdica cualquier actividad de aprendizaje, alineándose también con los principios básicos del método Montessori y permitiéndoles aprender de forma autodirigida, colaborativa y a su propio ritmo.
- Sirven para potenciar múltiples habilidades, desde la lectoescritura a la música, la ciencia o las matemáticas, así como el reconocimiento de colores y patrones, el aprendizaje del lenguaje o la conciencia espacial en los más pequeños.
- Admiten una gran variedad de accesorios, desde bloques 3D con formas geométricas a imanes, fichas transparentes para contar, siluetas de animales, letras, botones, papeles de imprenta, arena kinética o construcciones de papel.
En la mesa de luz los niños pueden pintar en acuarela, dibujar con toda clase de materiales, hacer collage, derretir hielo con gotas de colores, crear estructuras moleculares con ladrillos, reunir objetos de la naturaleza como conchas, plumas, flores u hojas, hacer manualidades, escribir sobre arena, sal o espuma de afeitar, clasificar fichas por colores y un largo etcétera.
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