Nunca se ha ganado una partida abandonándola
Savielly Tartakower
El próximo 20 de julio será el Día Mundial del Ajedrez, escogido en 2019 por Naciones Unidos para conmemorar la fecha de la fundación de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) en París, en 1924.
Aprovechando que hace 100 años de eso, en Cucamenta queremos rendir homenaje a este fantástico deporte, uno de los juegos de mesa que los niños pueden aprender desde una edad temprana y que aporta numerosos beneficios para la salud.
¿Cuál es el origen del ajedrez?
Desde la ONU explican que al ajedrez “es uno de los juegos más antiguos, tiene un carácter intelectual y cultural, y combina elementos del deporte, el razonamiento científico y el arte”. Cualquier persona de cualquier parte puede jugar, lo que le otorga un importante valor. El ajedrez trasciende las barreras del idioma, la edad, el género, la capacidad física o la situación social.
En el tablero cuadriculado dos jugadores se enfrentan, cada uno con 16 piezas y una serie de reglas pautas. La finalidad es hacer jaque mate al rey. En total, existen unas 2.000 variantes del juego.
Se considera que un predecesor del ajedrez es un juego llamado Chaturanga que surgió en el norte del subcontinente indio durante el período Gupta (~319 - 543 d.C.). Constaba de cuatro piezas: caballería e infantería, los elefantes y los carros de guerra (convertidas en el peón, el caballo, el alfil y la torre), y en él se enfrentaban cuatro jugadores. En Persia se le llamó posteriormente Chatrang, y más tarde Shatranj, extendido después por la Ruta de la Seda hacia el oeste de Persia y a otras regiones, incluyendo la península arábiga y Bizancio.
En el año 1.000 el ajedrez se extendió por toda Europa, y llegó a Rusia. Hay descripciones del juego y sus técnicas, como las que escribieron los maestros de la dinastía abásida al-Suli y al-Lajlaj, o la que se detalla en el Libro de los Juegos -un manuscrito sobre juegos populares- de Alfonso X.
En el Siglo XVIII aparecieron los primeros clubes y en 1851 se celebró en Londres el primer torneo internacional, que otorga el reconocimiento al campeón mundial del deporte, siendo pionero Wilhelm Steinitz. Tras la renuncia del vigente Campeón del Mundo (2013-2023), Magnus Carlsen, el año pasado se enfrentaron el ruso Ian Nepomniachtchi y el chino Ding Liren. Este último es el actual campeón mundial.
Pero el ajedrez no es cosa solamente de Bobby Fisher, Olga Alexandrova, Karpov o Kasparov. Cualquier persona de casi cualquier edad puede aprenderlo y divertirse. De hecho, es una fantástica actividad para tus hijos.
¿A qué edad puede aprender un niño a jugar al ajedrez?
El consenso es que los niños pueden aprender a jugar al ajedrez a partir de los 5 años, edad a partir de la cual pueden retener conceptos y comprender las reglas. Es recomendable ir a clases, practicar de forma diaria y cultivar la paciencia.
Según Chess Base, el enfoque del ajedrez educativo sugiere trabajar entre los 4 y 7 años trabajemos con los rudimentos propuestos por el preajedrez, cultivar a partir de los 7 u 8 años, una enseñanza más técnica y orientada a las reglas y técnicas propias del ajedrez recreativo y más adelante, con el ajedrez competitivo. El juego ofrece muchas ventajas para el desarrollo intelectual, emocional y social a edades tempranas.
Beneficios del ajedrez para niños
- Mejora la destreza cognitiva, la concentración y la memoria: el ajedrez requiere una gran atención y la memorización de los movimientos, lo cual prepara al niño para un aprendizaje más rápido y eficiente.
- Previene la demencia: a edades más avanzadas, ayuda a evitar el deterioro cognitivo y a prevenir futuros problemas como la demencia y el alzhéimer. Un estudio que siguió a más de 10.000 australianos mayores y sus hábitos durante una década concluyó que el ajedrez permite "una mayor eficiencia en el uso de las redes cerebrales".
- Confianza, autoestima y autonomía: el ajedrez fomenta la resolución de problemas con autonomía e independencia, dota a los niños de mejores habilidades de planificación y organización y enseña a cultivar la paciencia, la confianza en uno mismo y la responsabilidad en una fase temprana.
- Potencia el pensamiento lógico: junto con los sudokus, los rompecabezas, las recetas o los crucigramas con operaciones matemáticas, el ajedrez es una excelente manera de trabajar el pensamiento lógico matemático en los niños, además de la memoria visual o el cálculo.
- ¡Y también el pensamiento creativo!: el ajedrez también ayuda a trabajar el pensamiento lateral, a pensar fuera de la caja y a tratar de sorprender a sus oponentes.
- Estimulación cerebral: el ajedrez multiplica las conexiones neuronales y estimula el crecimiento de las dendritas, que son las prolongaciones ramificadas de las neuronas. También aumenta la velocidad de procesamiento cerebral y ejercita los dos hemisferios cerebrales al mismo tiempo.
Además, el ajedrez supone un desafío mental para niños hiperactivos, fomenta las nuevas amistades y conexiones sociales, enseña a perder y a competir de una forma sana y deportiva y puede prevenir o aliviar problemas de salud mental como la ansiedad o la depresión. También es una actividad estupenda para practicar en familia. Podéis hacer torneos en casa los fines de semana, o dedicarle tiempo durante las vacaciones.
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