Patinar proporciona una sensación de libertad, equilibrio, velocidad y movimiento que encanta tanto a niños como a mayores.
El patinaje nació hace muchos siglos: en 1733 el neerlandés Hoans Brinker construyó la primera rueda metálica para patines, a mediados del siglo XIX abrieron dos pistas de patinaje importantísimas en Londres, en 1876 se abre en París el primer Centro de Patinaje como deporte de moda y en 1905 se funda la Amateur Hockey Association en Inglaterra. En 1946 se creó la Federación Española de Hockey y Patinaje y España debutó a nivel internacional en 1947 en un campeonato celebrado en Lisboa.
¿Quién le iba a decir al inventor de la rueda para patines el éxito que alcanzaría este objeto?
Desde hace décadas, el patinaje es uno de los mejores deportes para niños, una actividad que pueden practicar tanto en solitario como en grupo -el hockey suele encantarles-, que les permite disfrutar de tiempo al aire libre y que acarrea numerosos beneficios para la salud.
Beneficios para la salud de patinar
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Cuida de su corazón: es una forma de ejercicio cardiovascular de bajo impacto, los cuales reducen la tensión ejercida sobre las articulaciones. Este tipo de ejercicio es esencial para mejorar la resistencia, potenciar una buena circulación y reducir el riesgo de complicaciones cardiacas en la edad adulta.
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Permite trabajar casi todos los grupos musculares del cuerpo y trabajar la flexibilidad de las articulaciones. Al patinar se ejercita especialmente la musculatura de la parte inferior del cuerpo: piernas y abdomen.
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Ayuda a desarrollar el sentido del equilibrio y la coordinación, aprendiendo a controlar la velocidad y la dirección.
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Contribuye a la orientación espacial.
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Es una forma divertida de escapar del sedentarismo.
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Les ayuda a hacer amigos, a pasar tiempo en familia y a crear vínculos y recuerdos duraderos y para toda la vida.
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Al practicar este ejercicio, los niños respiran aire fresco, obtienen la vitamina D diaria que necesitan y pasan tiempo al aire libre, lo que resulta fantástico para su sistema inmune. También les permite disfrutar de la belleza de la naturaleza.
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Patinar ayuda a desarrollar la confianza en si mismos y mejora su autoestima.
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Libera energía y previene la obesidad infantil: Según la Facultad de Medicina de Harvard, el patinaje sobre hielo quema hasta 200 calorías por hora.
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Alivia el estrés, ya que la actividad física ayuda a liberar endorfinas en el cerebro, previniendo la ansiedad y la depresión y mejorando el estado de ánimo y el sueño.
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Perfecciona la concentración, gracias a la gran riqueza de movimientos y maniobras que permite el patinaje.
Edad ideal para que los niños aprendan a patinar
Aunque no existe una edad exacta para comenzar a patinar-y, al igual que la bicicleta o la natación, es diferente según el desarrollo y las capacidades de cada niño-, los expertos en patinaje recomiendan que los niños tengan al menos 3 o 4 años para empezar a practicar patinaje, ya que se precisan habilidades motoras básicas que les permiten moverse con facilidad. Es preciso que sin patines sepan previamente correr, saltar y realizar cambios de dirección. Los niños más pequeños se sienten más seguros y estables comenzando por los patines de cuatro ruedas y no por los patines en línea.
A los 4 o 5 años, la inmensa mayoría de los niños están preparados para saber patinar. El equilibrio no es un factor fundamental, sino que lo aprenden de manera natural en el proceso de aprendizaje. A partir de los 7 años, si ya han adquirido las nociones básicas, pueden ir aprendiendo ejercicios más complicados y complejos.
El primer paso es comprarles unos patines de buena calidad y enseñarles poco a poco o apuntarlos a una escuela especializada en patinaje, donde le enseñarán paso a paso la magia de este deporte. Es importante respetar los tiempos de cada niño, ya que el miedo al deslizamiento suele ser bastante común: son esenciales puntos como la postura correcta, el aguante del equilibrio, repartir bien el peso del cuerpo o la manera adecuada de acelerar, girar o frenar.
Si tú sabes patinar, puedes ser el profesor ideal de tus hijos. Si no, lo más aconsejable es que te pongas en manos de expertos. Es importante llevar siempre la protección adecuada, especialmente un casco para niños, así como coderas y rodilleras para sus articulaciones.
Como consejos, prueba bien los patines para que sean de su talla: no deben rozarle ni quedarle demasiado ajustados. Una buena idea es empezar practicando los movimientos en un césped o alfombra, y siempre en superficies lisas y no irregulares. Al caerse el niño debe intentar levantarse solo para controlar mejor los patines. Los monitores expertos pueden hacer ejercicios y juegos prácticos para que aprendan a patinar.
Hay que potenciar la seguridad y la paciencia y trabajar bien la técnica para evitar lesiones. Por supuesto, jamás deben patinar en calles por las que pase ningún vehículo. La constancia es superimportante a la hora de aprender: media hora diaria es ideal para mantenerse saludables y sumergirse en el apasionante mundo del patinaje.
Después de probarlo, muchos niños querrán practicar patinaje toda la vida. ¡La vida sobre ruedas mola más!
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