"La alegría no está en las cosas; está en nosotros"
Richard Wagner

La RAE define la alegría como el “sentimiento grato y vivo que suele manifestarse con signos exteriores”, o las “palabras gestos o actos con que se expresa el júbilo o alegría”. La alegría es esa sensación luminosa de plenitud, ese tener el “corazón contento” como dice la canción, ese sentimiento de placer que sube el estado de ánimo, nos despierta una sonrisa o nos provoca satisfacción.

Hoy, como cada 1 de agosto, se celebra el Día Mundial de la Alegría, instaurado en 2010 por iniciativa del colombiano Alfonso Becerra en un Congreso de Gestión Cultural celebrado en Chile. El propósito de esta fecha no es otro que reflexionar sobre el poder transformador de la alegría y la importancia de este sentimiento en la vida cotidiana.

Los niños tienen muy presente la alegría en su día a día: jugar, explorar la naturaleza, correr al aire libre, ver el mar, comer algo rico, estar con sus amigos, celebrar sus cumpleaños, tirarse por el tobogán o pasar tiempo con sus mascotas son algunas de las actividades que los inundan de una alegría tan genuina como contagiosa. Es importante respetar que cada persona manifiesta la alegría de una forma distinta, y saber que la alegría es una emoción pasajera y subjetiva que no puede durar todo el tiempo.

Al igual que sucede con los adultos, cada niño sentirá alegría por un motivo distinto. Unos disfrutarán aprendiendo a cocinar con su abuela o pintando con acuarela: otros preferirán salir a montar en bici o divertirse con juegos de mesa. Hay muchos tipos de alegría: sosegada, explosiva, soñadora... Lo que sí se sabe es que la alegría se multiplica de forma exponencial cuando se comparte, ya que como todo sentimiento, es contagioso.

6 maneras de contagiar y estimular felicidad a tus hijos

alegria 

  • Ríete tú: Estudios como este relacionan la depresión de padres y madres con problemas de conducta y una crianza menos efectiva en los niños. Mientras, las familias felices son estadísticamente más propensas a tener niños felices. Dado que la risa es contagiosa -desde la neurociencia se cree que reír activa las neuronas espejo-, ríete tú también. Así todos mejoraréis vuestro estado de ánimo.
  • Enséñales el valor de la gratitud: Mostrar gratitud por las cosas buenas que tienes es una de las herramientas más poderosas que existen para impulsar la felicidad. Los niños también pueden escribir en su diario las cosas por las que se sienten agradecidos, aprendiendo a ver lo positivo que tienen en sus vidas y a cultivar el optimismo.
  • Pasad tiempo en la naturaleza: Salir al bosque a por setas, identificar conchas marinas, recoger flores para secarlas, observar los pájaros y diferenciar su canto o pasear con su perro por el río son algunas de las actividades que les infundirán alegría. De hecho, un estudio de la Universidad de Washington señala que el contacto con la naturaleza está asociado con un incremento en la felicidad, el bienestar subjetivo, el afecto positivo, las interacciones sociales positivas y un sentido de significado y propósito en la vida, además de reducción de la angustia mental. Otra investigación señala que los niños que pasan tiempo en espacios verdes tienen menos papeletas de padecer problemas de salud mental en la vida adulta.
  • Cultiva en ellos la empatía: Para ser más felices deben ser comprensivos, valorar las diferencias que tienen con los demás y saber ponerse en los zapatos de otras personas. También deben tener control sobre la toma de decisiones, aprender a trabajar la resolución de problemas, y a dominar el control de los impulsos y la regulación emocional.
  • Aprended algo nuevo cada día: En muchas ocasiones, la alegría emana de la curiosidad, una cualidad que en los niños es prácticamente infatigable. Hojear un libro, ver una película, rescatar un antiguo juego de mesa, salir a ver la puesta de sol o a mirar las estrellas, poner un documental, aprender a patinar, echar una partida de ajedrez, iniciar una nueva colección, interpretar un mapa, hacer un escape room o atreverse con el baile regional son solo algunas ideas. Cada día es una oportunidad de aprender y experimentar algo nuevo, algo esencial para que desarrollen vidas más plenas, conscientes y alegres.
  • El valor del deporte: Cada vez son más los estudios científicos que afirman que la felicidad y el bienestar psicológico están relacionados con la práctica de actividad física frecuente. Hacer deporte un rato cada día les ayudará a dormir mejor, a sentirse bien, a tener un estado de ánimo más elevado, a reducir la ansiedad y a experimentar con sus sentidos y sensaciones corporales. De adultos, hay estudios -como uno reciente de Yale y Oxford- que recalcan que el ejercicio físico puede hacerte más feliz que el dinero.

También es importante enseñarles a tus hijos que la felicidad a tiempo completo no existe, ¡es un mito! y guiarlos para tolerar adecuadamente la frustración y aceptar todas sus emociones, desde la tristeza a la rabia.

Construir relaciones duraderas y sanas, expresar sus emociones o realizar pequeños actos de bondad son otras píldoras ideales para criar niños más alegres y felices.

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