Los campamentos de verano son una de las opciones favoritas de los más pequeños de la casa para tener una experiencia diferente durante las vacaciones: además de ser mágicos y divertidos, están cargados de beneficios para su salud física y mental, para su autonomía y para su sociabilidad. En los campamentos hay hueco para todo: para disfrutar del contacto con la naturaleza, para empaparse del entorno marino, para hacer nuevos amigos, para practicar otros deportes alternativos, para mejorar la natación, la destreza, la resistencia y el equilibrio, o para explorar nuevos hobbies.
¿A partir de qué edad puede un niño ir a un campamento de verano?
Desde bastante pequeñitos, los niños pueden acudir a un campamento de verano. Si se trata de un campamento urbano, ya pueden empezar a acudir entre los 3 y los 5 años, mientras que para dormir algún día fuera de casa, a partir de los 6 o 7 es lo recomendable, aunque requiere cierta autonomía y depende de la personalidad del niño. Para pasar una semana o quincena fuera de casa, el niño o la niña deben tener unos 8 o 9 años como mínimo. Si van a ir al extranjero o la estancia es más larga, lo mejor es que ya hayan cumplido 12 o 13 años. Durante la adolescencia, los campamentos son una excelente ocasión para tener contacto con deportes náuticos, profundizar en nuevas aficiones, disponer de alternativas de ocio sano o interesarse por el voluntariado medioambiental.7 beneficios de los inolvidables campamentos de verano
- Oportunidades de socialización y nuevas amistades: En las vacaciones, muchos de los amigos, primos o vecinos de tus hijos se van de vacaciones a otros lugares -con sus familias, al pueblo, a estar con sus abuelos- y la rutina de socialización se altera. Muchos se ven obligados a pasar casi todo el tiempo con adultos. Sin embargo, en los campamentos tienen la ocasión de interactuar con otros compañeros, desarrollar fuertes vínculos emocionales, mejorar su tema de decisiones y adquirir habilidades sociales. En muchas ocasiones, hacen amigos para toda la vida y se llevan recuerdos inolvidables.
- Adiós, pantallas; hola, ejercicio: Muchos niños y adolescentes pasan demasiado tiempo frente a dispositivos digitales, lo cual incrementa su sedentarismo. Según datos del estudio “De Alpha a Zeta; educando a las generaciones digitales”, elaborado por la plataforma Qustodio, los menores pasan fuera de las aulas unas 4 horas diarias conectados a las pantallas, especialmente en redes sociales como TikTok. Esto equivale a pasar 2 meses completos del año hiperconectados. Los campamentos son una oportunidad de desconexión digital.
- Prevención de futuras enfermedades: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sedentarismo aumenta todas las causas de mortalidad, duplica el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad, y aumenta los riesgos de cáncer de colon, hipertensión, osteoporosis, trastornos lipídicos, depresión y ansiedad. Los deportes de equipo, el senderismo, la equitación, la tirolina, la escalada, los deportes acuáticos o la natación son ideales para inculcar el amor por el deporte y promover un estilo de vida activo de cara a su vida adulta.
- Ideales para su salud visual: La optometrista Elena García Rubio, del Instituto Nacional de la Visión, pone en valor en un artículo para Infosalus los beneficios de los campamentos de verano en la salud visual de los niños, para la que el ejercicio al aire libre es fantástico. Actividades como los juegos mentales, la papiroflexia, la costura, el tiro con arco, las gincanas, las búsquedas del tesoro o el juego del pañuelo impulsan la coordinación ojo-mano, el rastreo y la discriminación visual, la agudeza, el tiempo de reacción o la organización visoespacial.
- Mejora de la salud física: Pasar tiempo al aire libre, recibir la vitamina D del sol, respirar aire puro o bañarse en el mar son excelentes hábitos a cultivar para el resto de su vida. Los juegos y deportes de la rutina del campamento de verano permiten a los niños mejorar su resistencia, fuerza, elasticidad, equilibrio, psicomotricidad, capacidad respiratoria o salud cardiovascular. Trabajan su sistema muscular, mejoran su postura corporal y estimulan sus 5 sentidos. También son excelentes espacios para impulsar las funciones cognitivas, como el pensamiento lógico, la memoria, la orientación espacial o la creatividad.
- Conexión con la naturaleza: Hemos hablado en otras ocasiones de la importancia de que desde pequeños, los niños tengan contacto con la naturaleza, sensibilidad hacia plantas y animales o conciencia sobre la crisis climática. Los campamentos les permiten desarrollar la conexión emocional y espiritual con el mundo que los rodea, aprender sobre la flora y la fauna marina o boscosa de su entorno, aprender a respetar el ecosistema en el que se encuentran o incluso colaborar con acciones que repercutan de forma positiva en el planeta.
- Crecimiento personal y aprendizaje: En los campamentos de verano, los niños pueden desarrollar nuevas inquietudes, trabajar con habilidades diferentes y someterse a estimulantes retos para mejorar su resiliencia, su capacidad de resolución de conflictos o su ansia de superación. En los campamentos se aprende arte, cocina, ciencia, navegación y un largo etcétera. El aprendizaje les ayuda a mejorar su autoestima y confianza; a trabajar su identidad y tener un fuerte sentido de ellos mismos, conocer a modelos adultos positivos y en definitiva, pasar uno de los mejores veranos del resto de su vida.
0 comentarios