Seguramente hayas escuchado en alguna ocasión la noción de psicomotricidad fina y no sepas exactamente a qué se refiere este concepto, fundamental en diferentes etapas del desarrollo infantil.
En este artículo podrás explorar qué significa realmente y cómo puedes trabajar la psicomotricidad desde que tu hijo es un bebé a través de juguetes especializados y actividades diversas, tanto en casa como en el cole.
¿Qué es la psicomotricidad fina?
La enciclopedia médica Medline Plus define la psicomotricidad fina como “la coordinación de músculos, huesos y nervios para producir movimientos pequeños y precisos”. Un ejemplo muy claro de control de la motricidad fina es poder coger un pequeño elemento con el dedo índice y el pulgar.
La psicomotricidad fina abarca los movimientos que precisan más habilidad, precisión y destreza, e implica cierto nivel de aprendizaje y madurez, siendo clave para alcanzar metas dentro del crecimiento y dominar las actividades complejas. Hay dos características particulares que tiene la motricidad fina: la coordinación y la precisión.
Un niño o niña está trabajando la psicomotricidad fina cuando es capaz de colorear, cortar, pintar o jugar, comer pequeñas piezas de fruta, lavarse las manos, cepillarse los dientes o atarse los cordones de los zapatos. Desde el centro de psicología y logopedia Consulta 21 apuntan a que el movimiento psicomotor fino normalmente viene dado en el siguiente orden:
- Reflejos
- Prensión
- Prensión palmar
- Lateral de pinza
- Pinza con tres dedos
- Presión de pinza
- Destrezas manuales
¿A qué edad se desarrolla la psicomotricidad fina?
La psicomotricidad fina se desarrolla en diferentes fases desde el nacimiento a los 6 años.
A partir de los 4 o 5 meses ya pueden coger juguetes y objetos sin mirarlos, mientras que uno de los avances más significativos se produce entre los 12 y los 15 meses, cuando logran utilizar los dedos a modo de pinzas o tenazas.
Entre el año y los 3 años los niños comienzan a desarrollar la lateralidad de la mano derecha o izquierda, tienen destreza para hacer algunas formas geométricas, manipulan cosas de forma más sofisticada y pueden marcar teclas, pasar las páginas de un cuento o tirar de cuerdas.
De los 3 a los 4 años, los niños adquieren nuevas habilidades cada vez más complejas, como comer con cubiertos, utilizar tijeras, poner su nombre en mayúsculas o abrochar botones.
A partir de los 5 la motricidad fina está muy desarrollada: el sistema nervioso ha madurado mucho para enviar mensajes desde el cerebro a los dedos, permitiendo dibujar con detalle, cortar, pegar y trazar formas o manipular botones más pequeños.
Actividades para estimular la psicomotricidad fina
Dándoles un pequeño empujón, tus hijos podrán adquirir estas habilidades de una forma más eficaz. Sirven desde tareas cotidianas a juegos tradicionales o juguetes diseñados especialmente para fomentar este conjunto de actividades de coordinación y movimiento:- Trabajar con arcilla: La arcilla ofrece resistencia, permitiendo trabajar los músculos de los dedos y construir el desarrollo de las manos. Además, es muy divertida y puede practicarse al aire libre.
- Tender la ropa con pinzas: Permite que tu hijo te ayude a tender la rpa en el tendedero interior o incítalo a jugar con pinzas depositándolas sobre una superficie. Trabajará la coordinación ojo-dedo y fortalecerá los dedos índice, corazón y pulgar.
- Jugar con canicas: Este juguete tradicional es un objeto estupendo para trabajar tanto la estimulación sensorial -de vista, tacto y oído- como la motricidad fina. Según la edad, pueden simplemente trasladarlas con los dedos como jugar a afinar la puntería.
- Dibujar en sal mágica: Puedes hacer una bandeja sensorial mágica de sal y purpurina como esta para que tu hijo aprenda a realizar trazos en su superficie, como letras o formas geométricas.
- Pesca magnética: Juegos como pescar peces o patitos con una caña e imanes en el menor tiempo posible es ideal para afinar la coordinación y precisión, especialmente en niños a partir de los 3 años.
- Crear formas con plastilina: La plastilina es un material muy versátil para fomentar la creatividad y la concentración, aprender los colores o trabajar la motricidad fina. Pueden desde cortar formas a generar o copiar figuras geométricas. Es clave para la concentración ojo-mano.
- Dibujar en cartulina: Los moldes permiten a los niños dibujar con tiza, rotulador o lápiz diferentes figuras como corazones, estrellas o círculos. Un segundo paso podría ser pegar sobre las líneas dibujadas lana de colores. Otro recurso muy eficaz es dibujar plantillas completando las líneas de puntos.
- Apilar bloques: Las construcciones con imanes o bloques de madera de colores permiten mejorar el agarre, trabajar la coordinación y el equilibrio y dominar la manipulación de pequeñas piezas.
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